Alrededor de las 10 am en la cancha del Dorado, cuando el sol se abría paso entre las nubes, permitiendo que se sintiera un clima bastante cálido; se encontraban varios chicos en la cancha realizando un partido de futbol; en las gradas se hallaban los que serían familiares y conocidos de estos, y uno que otro "infiltrado" como yo en ese momento.
En una pequeña tienda que se encontraba en una de las entradas de este lugar, exhibían una bolsa grande con bolsitas de agua, que los jugadores anhelaban por beber y calmar su sed, al momento un hombre llego y se llevó la bolsa para entregárselas a estos, que ya se encontraban sudados por el cansancio y el calor.
Mientras unos jugaban, otros parecían descansar o esperar su turno al mismo tiempo que charlaban y se reían entre ellos, lanzando de vez en cuando la mirada hacia la cancha.
El verde del cesped artificial resaltaba en todo el lugar como si quisiese llamar la atención, y sobre este, los jugadores animados corren de un lado al otro intentando quedarse con el balón, pasárselos a sus compañeros, lanzarlo hacia la portería y posteriormente alguno de los dos grupos quedarse con la victoria, en base a las veces que el balón haya entrado en el arco.
En una de las entradas a la cancha un hombre abre su establecimiento improvisado donde vende jugos, frutas, salpicones y distintas bebidas para los jugadores; este por supuesto aprovecha la situación en la que además los habitantes de esta zona madrugan a hacer ejercicio por este sitio, correr, caminar alrededor de la cancha y ejercitarse en los gimnasios públicos, para ofrecerles sus distintas bebidas, las cuales él sabe que los beneficiaran de gran manera para hidratarse bajo el ardiente sol, y por supuesto este también obtendrá su ganancia ante aquella situación.
El ambiente a pesar de estar incluido por una competencia se torna bastante amigable, en donde pareciera, el principal objetivo será hacer un buen trabajo en equipo, ejercitarse y pasarla bien bajo el buen clima que hace en esa mañana.
A las 3 de la tarde del mismo sábado, se seguía disputando un partido entre dos grupos en cuestión, los cuales por supuesto se estarían jugando la victoria para la esperada final de esta competencia. El sol para esta hora había desparecido entre las nubes, dejando ver un cielo gris que cambiaba el ambiente a comparación de la mañana, esta vez con un clima más sombrío.
En las gradas seguía habiendo varias personas que apoyaban a los jugadores del partido de futbol, mientras entre ellos entablaban conversaciones y miraban lo que pasaba a sus alrededores. Al transcurrir el tiempo iba llegando más gente a mirar el partido, a pesar de que el clima no estaba tan bueno para salir, el apoyo se notaba desde las gradas.
En una pequeña cancha que se encontraba cerca de una de las salidas del estadio, también se habían animado algunos jóvenes a hacer deporte, esta vez no solo jugando futbol, sino también montando bicicleta alrededor de la pista y practicando otros deportes como el baloncesto; aquí ya era todo un poco más “revuelto” y libre que en el estadio, en donde para este día solo estaba programado el partido de futbol. En esta pequeña cancha comunal los habitantes de la zona pueden practicar el deporte que gusten, además de esto realizar actividades más libres está muy normalizado, como algunos jóvenes sentados en alguna escalera charlando y fumando, mientras se dedican a observar a los que juegan en la cancha o a quien pase.
A las 7 de la noche, vimos que algunos de los jugadores se encontraban entrenando y los otros permanecían sentados en la banca, aquí tampoco los familiares y conocidos dejaban solos a los futbolistas, al comenzar el partido lo miraban atentamente desde las gradas, para de vez en cuando hacer un comentario respecto a la situación del juego en cuestión, o sobre alguna otra cosa personal para matar el silencio predominante.
En medio de la oscuridad de la noche, dos grandes lámparas iluminaban a la perfección toda la extensión de la cancha, enfatizando principalmente en la zona en donde se concluía el partido. Desde luego ya se empezaba a sentir un poco más el frio que en la tarde, sobre todo después de caer algo de lluvia, lo cual se estuvo esperando desde el paisaje con nubes negras que adornaban todo el cielo tan solo unas horas antes.
En las afueras en una de las entradas a la cancha, al igual que en la mañana, se abría de a poco un establecimiento improvisado, es decir, en el cual los dueños traen todo lo necesario para su venta, ya que allí no se encuentra un local donde puedan vender, sino que deben hacerlo en la calle. Pero a diferencia de la mañana, en este momento el protagonismo es para la venta de comidas rápidas, para calmar el frio y el hambre de los transeúntes, además, sin duda es una gran opción para los familiares que querrán comer algo durante el partido. En este lugar también venden bebidas pero más que para calmar la sed y el sudor de los que se ejercitan, su principal función es servir de acompañante para las comidas calientes del momento.
En la canchita que se encuentra en otra de las salidas del estadio en el que se han visto a los jóvenes jugando futbol durante todo el día, en esta misma canchita donde en la mañana casi no había nadie, en la tarde alguno que otro jugando, ejercitándose, o charlando mientras fuman; en esta ocasión, solo se encuentran parches de amigos sentados en una pequeña escala o alguno parado con un balón, charlando y divirtiéndose durante un buen rato.
Hola Camila. Las canchas son lugares de amores, de sonidos y de olores. Algunas veces parecen lugares muertos, inservibles y otras veces parecen el vientre de la madre tierra dando a luz a sus hijos cuando salen las multitudes por sus puertas. Es un referente para el triunfo cuando decimos que en este trabajo tenemos que salir a la cancha y darlo todo y cada una, así como la del Dorado, tiene sus triunfos y sus derrotas. Cada una es testigo de lágrimas y de victorias que sin duda han dejado una huella en quien ha pisado esa grama o esas graderías.